Por: Fabrina Acosta @facostac
El gran desafío de las mujeres es vivirse como protagonistas de la transformación social desde su ser, es decir, comenzando por ellas mismas. Las mujeres somos creatividad, amor, valentía y resiliencia, nos enfrentamos a la vida con la fuerza de los soles del caribe inmenso, pero también debemos ir aprendiendo a deleitar más la vida y cambiar paradigmas de padecimiento y luchas, por merecimiento, esto lo he visto en mujeres de las nuevas generaciones y aquellas que han decidido despertar a muchas cosas bellas, después del impacto de la pandemia o por cualquier situación que les estremece y les convoca a volver a ellas mismas, a amarse tanto que el mundo se irradie con su nueva energía.
De este modo, sigo compartiendo historias inspiradoras de mujeres poderosamente transformadoras, que hicieron de ellas mismas un universo inspirador, hoy les comparto la historia de Jenny Maury; siempre es bueno tener tiempo para reinventarnos y decirnos que podemos lograr todo cuanto imaginemos. Lee esta buena historia.
La mujer, esposa, madre, hija y profesional
Es administradora de empresas, especialista en Proyectos de Desarrollo, Madre de Saori Duque una espectacular niña de 11 años, convive con su esposo y con su madre con quienes tejen una familia de amor, diálogo y buen ejemplo para la gran Saori.
Su experiencia de ser madre cuando cursaba su pregrado le preparó para muchas cosas, mientras la sociedad condena a la frustración a una mujer por todo, por si se embaraza muy joven, por si no tiene hijos o los tiene “tarde”, ella siguió cumpliendo sus sueños y ha logrado distribuir sus tiempos entre ser esposa, madre, hija y fundamentalmente estar para ella, no olvidarse y permitirse unos desafíos que son inspiradores.
Por ello afirma que
“Lo que más amo hacer por mí es: poder salirme de la rutina de trabajo de oficina, de mama y esposa, porque considero que me hace una persona equilibrada, feliz y saludable, para estar bien conmigo y con los demás, con mi entorno”
Estas son las mujeres convencidas de vivir para ellas y de que son reales y no perfectas, esa es la apuesta actual que lo femenino no tenga que ser sinónimo de abnegación sino también de libertades de sus derechos y que estos sean garantizados.
Jenny una mujer que le hace “home run” a los desafíos
La pandemia despertó muchas cosas en las personas, algunas están aun sometidas a estados de depresiones o ansiedades que han afectado su salud mental significativamente, para el caso de Jenny ella descubrió en la actividad física y en la practica del “softball” la salvación para tiempos de grandes tensiones generadas por tantas muertes a causa de la Covid.
“Un día sintiéndome mal con mi físico y viendo este afectado por la obesidad, y también sintiendo el terror de tantas muertes a mi alrededor por la pandemia y una cuarentena asfixiante para mí, decidí empezar a cuidar mi alimentación, hacer ejercicios sola en mi casa y con el ánimo de salir de ese encierro, aprovechaba el tiempo permitido por la pandemia, para salir a hacer ejercicios o compras para la casa”
Mujeres como Jenny demuestran de que estamos hechas, pues la cuarentena estricta por pandemia, la llevó a emprender la apuesta más bella hacia ella misma, se trata de la disciplina por su bienestar físico, que le ayudó a perder peso y a ganar vitalidad, lo cual, se refleja en varios aspectos de su vida, uno de ellos ha sido practicar “Softball”, deporte al que llegó por la invitación de una amiga, esto hizo que se enamorara de esta disciplina y que descubriera que tiene madera para jugarlo, y aunque se vio pausado por la COVID, ha podido regresar con la vitalidad que la ha hecho más ágil y fuerte. Afirma que:
“Este es un deporte que desafía mucho tu mente, porque, aunque estes respaldada por un equipo, cuando llega tu turno a la caja de bateo es un trabajo individual, de concentración y viveza”
El deporte y el ejercicio la ayudan en sentirse en estado de bienestar, también salir con amigos a comer, cantar, bailar y apoyarlos en sus actividades, sin olvidar la experiencia enriquecedora de viajar, todo eso menciona que la hace feliz. Aclara, que estos aspectos no sería posible disfrutarlos, sin el apoyo emocional de su familia, que entienden que para amarse y amarlos necesita su espacio, espacio que no los relega a ellos porque también el poder cumplir con sus “responsabilidades” como madre y esposa de lo que necesiten y entregarles lo mejor de ella, lo cual, la hace feliz.
Gracias Jenny por inspirarnos a seguir en el camino de amarnos, sigo contando historias femeninas que inspiran, el amor propio en cualquier momento es perfecto!
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