Columna escrita por Fabrina Acosta
Publicada también por El Heraldo
El liderazgo femenino y su transición del escenario privado al público enfrentan grandes desafíos. El papel de las mujeres en muchas culturas es de sometimiento y esto lo ratifican las estadísticas y noticias sobre violencias basadas en género, por ello, es importante saber nombrar dichas violencias y no normalizarlas, es decir, buscar formas de erradicarlas y no percibirlas como algo cotidiano que pasa y seguirá pasando.
Por esta razón, también es pertinente hablar de las mujeres más allá de las violencias, valorar su liderazgo, la resiliencia y la fuerza uterina propia de un género que históricamente no se ha rendido, ni se rendirá.
Son notorios los cambios de las mujeres como consecuencia del acceso a la educación, el avance en temas de género, y los diversos estímulos que estos les aportan y la motivan a transformar esquemas. Las concepciones femeninas que anteriormente estaban basadas exclusivamente en la reproducción se amplían a nuevos intereses desde la perspectiva de la garantía de derechos.
Bajo estas dinámicas cambiantes, existe una tendencia a la inclusión femenina en los diferentes sistemas sociales. Es pertinente afirmar que las nuevas generaciones de mujeres se perciben como fundamentales no sólo para roles de maternidad o familiares, sino desde aquellos donde desarrollan liderazgos académicos, políticos, sociales o culturales. Conciben su participación como transformadora de lo que ha venido marcando la verticalidad de la cultura masculina.El poder femenino ante las violencias
Las mujeres han sido afectadas por los mandatos patriarcales, no obstante, a raíz de los liderazgos femeninos, los argumentos del machismo están siendo cada vez más cuestionados y llamados a la transformación. La participación y el activismo de las mujeres se han hecho notorios desde las organizaciones sociales y el auge de movimientos con enfoque femenino, étnico y diferencial.
Todo esto ha generado la deconstrucción de estereotipos de género, falta mucho aún, pero ya se conocen avances en razón de estas nuevas dinámicas sociales.
Existen muchos emprendimientos que demuestran que las mujeres no se instalan en el rol de víctimas sometidas a una realidad de violencias (innegables), sino que asumen resistencias desde la sororidad, el empoderamiento y de visiones transformadoras que hacen temblar al machismo, que se niega a extinguirse.
Podrían mencionarse muchos casos de grupos femeninos que diariamente demuestran que más allá de las trágicas cifras de violencias las mujeres existen como guerreras incansables por la reivindicación de los derechos y una vida en plenitud, en la que el miedo no derrumbe las esperanzas y ellas no sean cuerpos convertidos en trincheras para la violencia; entre esos casos resilientes y transformadores, se puede mencionar un ejemplo de los cambios que escriben las mujeres en la actualidad.
Las nuevas generaciones de mujeres wayúu están escribiendo nuevas historias, como el caso de la lideresa Qwenty López Epiayu, del clan Epiayu, proveniente del resguardo de Zahino comunidad Sanja Blanca del municipio de Barrancas (La Guajira). Quien se ha dedicado a dos procesos muy importantes: el Colectivo Wainpirai y Woikaa artesanías. Desde el Colectivo Wainpain ha creado espacios para empezar a reconocer los derechos sexuales y reproductivos e ir abriendo diálogos entre generaciones de mujeres wayúu, que permitan romper barreras para hablar de lo que a las mujeres no les enseñaron ni les permitían hablar frente a sus cuerpos, la sexualidad y los derechos. Entre los cuales, se destaca la cartilla Wolunka, que hasta la fecha es la única desde la cosmovisión wayúu que recopila y expone información sobre los derechos sexuales y reproductivos. Esto implicó romper el silencio y generar algunas críticas de personas de la comunidad que se resisten a los cambios y la deconstrucción de tabúes culturales.