Por: Fabrina Acosta-Contreras
La indiferencia es una forma de pereza,
Aldous Huxley
y la pereza es uno de los síntomas del desamor.
Nadie es haragán con lo que ama
Hace unos días recibí un mensaje (lapidante) de la realidad de mi tierra, me lo envío la pediatra guajira Iliana Curiel, reconocida por su compromiso con la infancia y el desarrollo social de nuestra tierra, el mensaje me hizo preguntarme una y otra vez ¿Por qué le fallamos a la Guajira? Le fallan el Gobierno nacional, las sentencias que no sentencian nada, los mandatarios y su acostumbrada corrupción vestida de “moral”, le fallamos como ciudadanía al escoger candidatos que nos abruman con promesas de agua, de seguridad alimentaria y garantía de derechos en general, en realidad le fallamos todos y todas como Estado, con esto quiero decir, que basta de buscar culpables y quedarnos en publicaciones de estudios, hay que hacer algo porque ya sabemos que la cosa está grave y es inaceptable que se sigan muriendo los niños y las niñas en un departamento con tantas riquezas, que paradójicamente se hunde en la pobreza extrema.
Para dar un contexto a lo que afirmo, procedo a compartir el mensaje que Iliana me envío:
Algunos datos de La Guajira y la infancia . Gravísimo: 37 niños muertos de hambre y solo vamos en la semana epidemiológica 24. Es decir, que cerraríamos el año con las peores cifras de muerte por hambre en La Guajira en los últimos 5 años proyectado a diciembre, darían 64 casos. En 2021 murieron 41 niños, En 2020 fueron 52, En 2019 fueron 38 y en 2018 fueron 58. Muy malas proyecciones. El 2022 promete ser el peor año y apenas vamos a la mitad. Fuente BES INS. Nótese los 813 casos de niños con desnutrición (aún vivos) urge garantizar su atención y recuperación. Por otro lado, en La Guajira hay una tragedia de morir recién nacido. La muerte perinatal hace referencia a la muerte del feto o recién nacido dentro del período perinatal, es decir, desde las 28 semanas de embarazo hasta la primera semana de vida (7 días). ¿Que estará pasando con los controles prenatales, con las atenciones obstétricas, con los recién nacidos, con las adaptaciones interculturales y la partería wayúu? Las cifras de mortalidad perinatal son más graves que las de desnutrición. Mucho por hacer.
(Iliana Curiel-MD, Pediatra)
Lo anterior no es un problema menor, es un asunto complejo y multidimensional al cual, debemos hacerle frente desde los sectores público, privado, académico, cooperación internacional y ciudadanía activa; es que ya es momento de que la realidad guajira de sed, hambre, corrupción “normalizada”, pobreza extrema, desigualdad social (aguda) e indiferencia termine, esto es un tema en el que todos y todas somos agentes de cambios y aportes, hay que hacer un gran pacto o acuerdo por La Guajira, emprender una intervención efectiva que no termine en el desvío absurdo de los recursos, que generan desastres o impactos irreversibles como los de desviar El Ranchería o cualquier arroyo de su cauce natural, porque por más de que queramos maquillar la gravedad de hacerlos ir en dirección “contranatura” los daños hablan por sí solos, así para con la Guajira tierra fértil y rica que la hacen parecer infértil, inmágica y pobre.
Todo momento es perfecto para el cambio, no hay que esperar una muerte y un dolor más, el momento perfecto para detener ese monstruo es ahora, para ello es preciso que los que han vivido cómodos entre acciones corruptas de absoluto bienestar propio y lejanos de una visión del bien común que les llevan a administrar los recursos públicos como dinero de bolsillo (caja personal) abandonen cualquier lugar de poder o decisión y de una vez por todas tengamos, lideres, lideras, políticos, académicos, movimientos ciudadanos, entre otros, comprometidos con la DAMA GUAJIRA merecedora de buen trato y correcta administración de sus muchos recursos, no echemos a perder el honor de ser la cabeza del país y el único departamento entre 32 de Colombia en llamarse en femenino, además tenemos una de las comunidades indígenas más grandes del planeta – la Wayúu – que poderosamente es matrilineal; es que tenemos todos los elementos para que no haya muertes (evitables) si se garantiza el derecho a la salud.
La reflexión de las cifras (terroríficas) de muertes infantiles en la Guajira, aparte de llevarnos a comprender que el panorama no es fácil y que nos costará mucho tiempo, inversión y procesos erradicar dichos problemas, debe comprometernos con tomar acciones YA mismo, es que esto no da espera. Cierro esta columna con una frase que debe llevarnos a pacificar nuestras acciones y renunciar a la solapada indiferencia que nos hace pasar en carrito por situaciones que necesitan y merecen toda nuestra atención, porque la Guajira no es un problema de – otros – sino NUESTRO. “Guerra o indiferencia, no se sabe cuál de las dos es más fácil de lidiar” Laura Restrepo.
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